viernes, 17 de mayo de 2013

HACER SÁBADO

Empecé con mis macetas





Llegaban  las ansiadas vacaciones.
 ¡Por fin podría domir a mis anchas! ya no me tendría que levantar con el canto del gallo para acudir al odiado colegio. Las legañas dejarían de ser un problema y podría acostarme cuando quisiera porque no había hora de amanecer. 
 Pero mi madre tenía otros planes. 
A su decir sus vacaciones terminaban cuando comenzaban las nuestras. Tener cuatro hijos en casa era para ella estresante y cargante. Y, que mejor modo de imponernos tareas y obligaciones y evitar que durmiéramos hasta el mediodía que HACER SÁBADO en las habitaciones.
No podía haberlo hecho en época escolar. No, tenia que hacerlo estando  nosotros de cuerpo presente, tan felices en nuestros lechos soñando con vete tu a saber qué.
Siempre pensé que disfrutaba fastidiándonos.
Así que cargada de plumero, escoba, ruidoso aspirador, enceradora y trapos del polvo, se presentada en nuestros dormitorios cuando aún no habían dado las nueve y al grito de ¡Hay que hacer sábado! nos levantaba de la cama y nos asignaba tareas que nos jodían la mañana entera y nos privaban de un sueño absolutamente necesario para crecer, quizás es por eso que no hemos salido demasiado altos los hijos. 
Y ¿que es Hacer Sábado? pues para el que no lo sepa le explico que es limpiar la casa en ese día. Era la limpieza en profundidad que se hacía antes para demostrar ante el resto de la sociedad que se era cristiano viejo. Y así ha quedado el uso del término como sinónimo de limpieza en profundidad.
Tengo claro que mi madre es cristiana vieja y tenía auténtica necesidad de demostrarlo al mundo, especialmente a los perros infieles de sus hijos.
 Jamás he hecho SÁBADO en mi casa, será o bien porque no soy cristiana vieja o porque el infausto recuerdo que tengo de aquellas sesiones y el trauma que arrastro desde entonces me lo impiden, y esto no quiere decir que sea una marrana- no por contraposición a cristiana vieja- sino en el sentido literal de cerda, cochina o sucia. No, que mi casa está muy limpia y muy aseada.

Últimamente ando yo de sábado por mi vida.
Estoy limpiando todo lo que me sobra, me molesta y me lastra o está viejo y feo.
 No es la primera vez que lo hago. Va bien, se lo aconsejo.
 He empezado con mi casa, como ya saben, la he pintado, retapizado y dejado con mejor aspecto, lo que, obviamente, ha supuesto también un importante "sábado" en la cuenta corriente, bastante diezmada por cierto.

 Después de veinte corto años nos decidimos a pintar, como ya les conté
Pintar es un coñazo. No porque lo tenga que hacer yo, que no lo he hecho en esta ocasión - ya quedé escarmentada y profundamente lesionada cuando lo hice hace un tiempo en pleno apogeo del síndrome del nido con una barriga de ahí te espero, subida a una escalera babilónica para preparar la habitación de Cuchicuchi ¡nunca más! me juré a mí misma! después de experimentar en primera persona dónde estaba cada desconocido músculo de mi dolorido cuello- sino porque al pintar tienes previamente que sacar toda la mierda que has ido acumulando a lo largo de los años.
Parece mentira que lleguemos a ese punto. De ahí a ser un Diógenes cualquiera hay un pequeño límite que no podemos traspasar so pena de acabar desalojados por los bomberos a petición de los sufridos vecinos.
Así que me puse manos a la obra.  Y encontré de todo. 
En la cesta de las verduras aparecieron una docena de auriculares rotos ¿¿??, pelotas de pádel inservibles, una radio de cuando Marconi daba sus primeros pasos, un Star-Tac que me dispongo a vender por E-Bay por si me permite retirarme de esta vida de esclava, una cajas de madera de té inglés que no se para que sirven....en fin de todo menos verduras que guardo en otro sitio.
En el cajón de la cómoda- ya puestos lo abrí todo- cinco guantes sin pareja, medias con carreras y agujeros, seis pares de gafas de sol rotas (siempre las guardo con la esperanza de arreglarlas, cosa que nunca hago); cajas de joyería vacias...no se para qué; pañuelos horrendos procedentes de regalos variados, collares que jamás me he puesto...y así seguí con el resto de la casa
Ropa de embarazada que sólo usé hace mil años y, dado que una ya no está en esa liga-no por mi gusto, la naturaleza es así de borde- , no se ni para qué la guardo. Vestidos ochenteros monísimos que jamás me volveré a poner ni Cuchicuchi me temo que lo haga -me sorprendería desagradablemente si me los pidiera-  zapatos de abuela, cómodos, que solo usé en mi visita a Israel (vete tu a saber porqué me compre eso tan espantoso) cuando estaba como una foca...será que estar así te hace comprarte ropa horrible, que es como te ves. 
 Saqué también toneladas de sábanas viejas que me sabía mal tirar, vasos blanquecinos en los que sólo podrías beber cicuta con ánimo de morir; kilómetros de cuerda y cable cuya finalidad desconozco, correas de plástico de relojes que daban con el periódico; sartenes de la Edad del Bronce, botes de pintura fosilizada de cuando nos vinimos aquí; ropa de mi niño, de primaria y que ahora le serviría solo para vestir a los Madelman si aún los usara; folios, miles de folios con alguna letra o dibujo que acumulamos sin razón, papeles variados que inundan la habitación de estudio; bombillas de 125 v que eran para la escalera - ¡si cambiamos la potencia hace más de diez años-; dos planchas viejas que "algún día llevaré a arreglar", un minipimer de primera generación que se calienta con solo enchufarlo, toneladas de velas aromáticas de las que solo quedaba el culo.
  Y así hasta el infinito. 
Acabé agotada después de varios días de intensa limpieza de "sábado", pero profundamente satisfecha. Por fin mi casa no se hundiría arrastrando a toda la finca, por fin tenía espacio y encontraba las cosas a la primera.
 Y después de la capa de pintura y tapizado,así de hermosa quedó parte de mi humilde mansión:
Preciosa ¿verdad?

Mi cocina
 
 Ahora falta el salón. No quiero pensar lo que voy a sacar de allí. Hay más libros que en la biblioteca de Alejandría, cajones llenos de trastos que no me atrevo ni a abrir- allí no entra ni la policía-, un revistero con el ¡HOLA! en blanco y negro; plantas que sobreviven a duras penas y que mantego porque son seres vivos y me niego a practicarles la eutanasia. Un jarroncito de Bohemia que se rompió en tres pedazos y que siempre juro que pegaré; el cenicero del mismo material que me cargué en los noventa haciendo una hoguera dentro -algún día contaré el porqué- y nunca tengo tiempo de recomponer........
¡Todo a la basura! y a empezar de nuevo.
Un  nuevo aspecto, una nueva cara y puedes comenzar otra vez.
    Mi nuevo "look"

Así que ya arreglado el aspecto externo, de mi casa y mío... que estaba ya un poco harta de mi melena y mis michelines...me dispongo a "hacer sábado" en el resto. 
Voy a limpiar aquello que me hace estar triste, que me tiene desvelada, lo que me hace no disfrutar a tope cuando debería poder hacerlo. 
Comenzaré como he hecho en casa: pintando las macetas de colores alegres y comprando geranios en plena floración que me alegran mis desayunos y me permiten empezar el día con una amplia sonrisa que no siempre dura lo que yo quisiera. 
Buena metáfora que tengo que aplicarme....no se qué pintaré pero si que se lo que voy a tirar a la basura después de buscar en los cajones: todo aquello que es inutil y que guardo por guardar, por pena, por pensar que lo necesitaré, por creer que me sirve para algo...en definitiva ¡lo que no sirve para nada! y después, una vez limpio, pintura de colores ácidos y alegres.
 
 
 
  
 

 

7 comentarios:

  1. Siempre seras preciosa. Kenka

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno una va perdiendo con los años, pero se agradece muchísimo....y tu mi tío favorito....como nos reímos ¿eh?

      Eliminar
  2. "Eres genial Marisa, me encanta tu blog! Un besazo de tu prima Chiqui."

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y tu...en general lo somos todas las castaño...juajua

      Eliminar
  3. Muy bueno Marisa, te ha quedado genial la reforma.
    Besos
    Vicente

    ResponderEliminar
  4. el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra (tú también Diógenes, que no te sirve de nada por más q te empeñes,... no, no es un pisapapeles... no, nunca construirás una casita como la de los tres cerditos,... no, no tiene propiedades curativas... tira ya la piedra, oño!).
    Creo que todo el mundo guarda miles de cosas absurdas y obsoletas en cajones que nadie se atreve a abrir, o dentro de bolsas en trasteros cuyo contenido hace tiempo que se olvidó y sólo queda el innombrable miedo-pereza a tocarlo...
    si consigues tirar dime cuál es el mecanismo para hacerlo.
    un saludo o dos

    ResponderEliminar
  5. Yo he empezado este sabado y estoy molida... Y lo que me queda, tengo que vaciar tres generaciones de habitantes :-) El puente de Agosto este año cae en sabado los 4 dias...

    ResponderEliminar