martes, 24 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD

 
 Dibujo de Manolo Puig Amutio, mi Cuchicuchi. Ganador del concurso de christmas de Dominicos con 7 años.




Me gusta la Navidad.
Así que ha llegado el momento de castigar a mi santo con los villancicos, el Belén y el árbol.
 Diez de la mañana, mis dos perros durmiendo como benditos despiertan ante el estruendo del supercojoequipo de música atronando al máximo con las voces de algún coro de "castrati" al ritmo de "pero mira como beben"- canción que nunca he entendido, porque que yo sepa en Belén (que he estado) no hay ningún río y menos con peces y no se que narices hacen los peces bebiendo como posesos, probablemente algún tipo de brebaje alucinógeno- ¡chicos hay que poner el árbol y el Belén! ¡todos arriba que nos dan las uvas!. Un precioso árbol, tres Belenes y muchas risas....


 Y así comienza la Navidad, agotadora, divertida, entrañable y llena de comida. ¿Qué por qué tanta comida, claman los detractores de tan estupendas fiestas? pues vamos a ver, no nos pongamos estupendos y analicemos la historia de este animal llamado ser humano. Aunque está de moda entre las mentes bienpensantes llamarnos a nosotros mismos- léase humanidad- "el mayor depredador de la naturaleza" lo cierto es que o comes o te comen y no sólo porque sin calorías no vas a ninguna parte, sino porque todo está buenísimo. Y así, la historia del "homo sapiens" está llena de banquetes abundantes que se celebraban con cualquier excusa. Tanto costó dominar la naturaleza, los tigres dientes de sable, los leones, los lobos y demás comehombres, que lo lógico es que lo celebraran con un gran festín y dado que entonces no había Corte Inglés ni centros comerciales...con algo había que agasajarse.
Pero me estoy yendo por las nubes de ZP....a lo que iba. Todo se celebra con comida y en este caso la Navidad porque para los creyentes es el gran acontecimiento y, dejémonos de chorradas de esas con que todo los años nos castigan los oyentes de radio.....-. "pues yo voy a pasar la Nochebuena solo con un bocadillo de chorizo"- decía esta mañana un "estupendo"...pues que te den guapito...tu te lo pierdes querido mío.

¿A quien no le gusta disfrutar de una entrañable cena familiar con villancicos atronando en la habitación, tus hermanos tirándose puyitas, tu madre histérica perdida y sacando más comida que la que hubo jamás en el cuerno de la abundacia?

 ¿Quien puede decirme que no le chiflan los regalos debajo del árbol -artificial y chino, de amianto seguramente- en paquetes desastrosos hechos a toda prisa y sujetos con cinta de embalar- porque no había celo en casa- con los nombres escritos con rotulador morado que era el único que tenía a mano? ...la imprescindible partida de póker en la que pierdo todas mis estrenas....las estrenas- tan deseadas y tan efímeras- que, por supuesto, vuelan acto seguido a las manos de mis ávidos sobrinos y el champán que ataca directamente a la nuca y la deja maltrecha durante varios días.... la Misa del día de Navidad con más visones por metro cuadrado que en el bosque ancestral europeo y con un calor en Valencia de unos 20 grados...pero ¡hay que lucirlo! el aperitivo en Cánovas y posterior comida con la otra familia, la politik...De nuevo toneladas de comida, cerveza a placer y esta vez sin villancicos pero no por desapego a las tradiciones sino porque las voces de mis queridos Payás impiden cualquier ruido que no sea el generado por ellos mismos.....y siguen los días, más comida, más bebida, más conversaciones con primos, amigos y conocidos, exaltación de la familia y de la amistad, besos en fin de año, recibirlo con el pie izquierdo levantado para entrar en el nuevo con el derecho, oro en la copa y tragrarse sin pestañear- pero a punto de vomitar- las doce uvas, porque si no lo haces caen sobre tí todas las desgracias imaginables...millones de whats con tonterías de todo tipo, algún baile -cada año menos- y a dormir...hasta la COMIDA del día uno....y vuelta a empezar hasta Reyes.....

En definitiva...comida, amor, besos, regalos más o menos deseados y aceptables, familia, amigos, risas, música, villancicos- me chiflan- fervor, alegría y paz para los creyentes, y vacaciones para todos....¿Cómo se puede odiar la Navidad?

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!

PD: Las estrenas según el DRAE son "Dádiva, alhaja o presente que se da en señal y demostración de gusto, felicidad" o sea la pasta gansa que te soltaban tus padres y abuelos en Navidad y que esperabas como agua de mayo dado que era el único dinero que veías en mucho tiempo, es típico en Valencia entregarlas el dia de Nochebuena previa besada de mano del benefactor.....o de pie si se terciaba.....

viernes, 17 de mayo de 2013

HACER SÁBADO

Empecé con mis macetas





Llegaban  las ansiadas vacaciones.
 ¡Por fin podría domir a mis anchas! ya no me tendría que levantar con el canto del gallo para acudir al odiado colegio. Las legañas dejarían de ser un problema y podría acostarme cuando quisiera porque no había hora de amanecer. 
 Pero mi madre tenía otros planes. 
A su decir sus vacaciones terminaban cuando comenzaban las nuestras. Tener cuatro hijos en casa era para ella estresante y cargante. Y, que mejor modo de imponernos tareas y obligaciones y evitar que durmiéramos hasta el mediodía que HACER SÁBADO en las habitaciones.
No podía haberlo hecho en época escolar. No, tenia que hacerlo estando  nosotros de cuerpo presente, tan felices en nuestros lechos soñando con vete tu a saber qué.
Siempre pensé que disfrutaba fastidiándonos.
Así que cargada de plumero, escoba, ruidoso aspirador, enceradora y trapos del polvo, se presentada en nuestros dormitorios cuando aún no habían dado las nueve y al grito de ¡Hay que hacer sábado! nos levantaba de la cama y nos asignaba tareas que nos jodían la mañana entera y nos privaban de un sueño absolutamente necesario para crecer, quizás es por eso que no hemos salido demasiado altos los hijos. 
Y ¿que es Hacer Sábado? pues para el que no lo sepa le explico que es limpiar la casa en ese día. Era la limpieza en profundidad que se hacía antes para demostrar ante el resto de la sociedad que se era cristiano viejo. Y así ha quedado el uso del término como sinónimo de limpieza en profundidad.
Tengo claro que mi madre es cristiana vieja y tenía auténtica necesidad de demostrarlo al mundo, especialmente a los perros infieles de sus hijos.
 Jamás he hecho SÁBADO en mi casa, será o bien porque no soy cristiana vieja o porque el infausto recuerdo que tengo de aquellas sesiones y el trauma que arrastro desde entonces me lo impiden, y esto no quiere decir que sea una marrana- no por contraposición a cristiana vieja- sino en el sentido literal de cerda, cochina o sucia. No, que mi casa está muy limpia y muy aseada.

Últimamente ando yo de sábado por mi vida.
Estoy limpiando todo lo que me sobra, me molesta y me lastra o está viejo y feo.
 No es la primera vez que lo hago. Va bien, se lo aconsejo.
 He empezado con mi casa, como ya saben, la he pintado, retapizado y dejado con mejor aspecto, lo que, obviamente, ha supuesto también un importante "sábado" en la cuenta corriente, bastante diezmada por cierto.

 Después de veinte corto años nos decidimos a pintar, como ya les conté
Pintar es un coñazo. No porque lo tenga que hacer yo, que no lo he hecho en esta ocasión - ya quedé escarmentada y profundamente lesionada cuando lo hice hace un tiempo en pleno apogeo del síndrome del nido con una barriga de ahí te espero, subida a una escalera babilónica para preparar la habitación de Cuchicuchi ¡nunca más! me juré a mí misma! después de experimentar en primera persona dónde estaba cada desconocido músculo de mi dolorido cuello- sino porque al pintar tienes previamente que sacar toda la mierda que has ido acumulando a lo largo de los años.
Parece mentira que lleguemos a ese punto. De ahí a ser un Diógenes cualquiera hay un pequeño límite que no podemos traspasar so pena de acabar desalojados por los bomberos a petición de los sufridos vecinos.
Así que me puse manos a la obra.  Y encontré de todo. 
En la cesta de las verduras aparecieron una docena de auriculares rotos ¿¿??, pelotas de pádel inservibles, una radio de cuando Marconi daba sus primeros pasos, un Star-Tac que me dispongo a vender por E-Bay por si me permite retirarme de esta vida de esclava, una cajas de madera de té inglés que no se para que sirven....en fin de todo menos verduras que guardo en otro sitio.
En el cajón de la cómoda- ya puestos lo abrí todo- cinco guantes sin pareja, medias con carreras y agujeros, seis pares de gafas de sol rotas (siempre las guardo con la esperanza de arreglarlas, cosa que nunca hago); cajas de joyería vacias...no se para qué; pañuelos horrendos procedentes de regalos variados, collares que jamás me he puesto...y así seguí con el resto de la casa
Ropa de embarazada que sólo usé hace mil años y, dado que una ya no está en esa liga-no por mi gusto, la naturaleza es así de borde- , no se ni para qué la guardo. Vestidos ochenteros monísimos que jamás me volveré a poner ni Cuchicuchi me temo que lo haga -me sorprendería desagradablemente si me los pidiera-  zapatos de abuela, cómodos, que solo usé en mi visita a Israel (vete tu a saber porqué me compre eso tan espantoso) cuando estaba como una foca...será que estar así te hace comprarte ropa horrible, que es como te ves. 
 Saqué también toneladas de sábanas viejas que me sabía mal tirar, vasos blanquecinos en los que sólo podrías beber cicuta con ánimo de morir; kilómetros de cuerda y cable cuya finalidad desconozco, correas de plástico de relojes que daban con el periódico; sartenes de la Edad del Bronce, botes de pintura fosilizada de cuando nos vinimos aquí; ropa de mi niño, de primaria y que ahora le serviría solo para vestir a los Madelman si aún los usara; folios, miles de folios con alguna letra o dibujo que acumulamos sin razón, papeles variados que inundan la habitación de estudio; bombillas de 125 v que eran para la escalera - ¡si cambiamos la potencia hace más de diez años-; dos planchas viejas que "algún día llevaré a arreglar", un minipimer de primera generación que se calienta con solo enchufarlo, toneladas de velas aromáticas de las que solo quedaba el culo.
  Y así hasta el infinito. 
Acabé agotada después de varios días de intensa limpieza de "sábado", pero profundamente satisfecha. Por fin mi casa no se hundiría arrastrando a toda la finca, por fin tenía espacio y encontraba las cosas a la primera.
 Y después de la capa de pintura y tapizado,así de hermosa quedó parte de mi humilde mansión:
Preciosa ¿verdad?

Mi cocina
 
 Ahora falta el salón. No quiero pensar lo que voy a sacar de allí. Hay más libros que en la biblioteca de Alejandría, cajones llenos de trastos que no me atrevo ni a abrir- allí no entra ni la policía-, un revistero con el ¡HOLA! en blanco y negro; plantas que sobreviven a duras penas y que mantego porque son seres vivos y me niego a practicarles la eutanasia. Un jarroncito de Bohemia que se rompió en tres pedazos y que siempre juro que pegaré; el cenicero del mismo material que me cargué en los noventa haciendo una hoguera dentro -algún día contaré el porqué- y nunca tengo tiempo de recomponer........
¡Todo a la basura! y a empezar de nuevo.
Un  nuevo aspecto, una nueva cara y puedes comenzar otra vez.
    Mi nuevo "look"

Así que ya arreglado el aspecto externo, de mi casa y mío... que estaba ya un poco harta de mi melena y mis michelines...me dispongo a "hacer sábado" en el resto. 
Voy a limpiar aquello que me hace estar triste, que me tiene desvelada, lo que me hace no disfrutar a tope cuando debería poder hacerlo. 
Comenzaré como he hecho en casa: pintando las macetas de colores alegres y comprando geranios en plena floración que me alegran mis desayunos y me permiten empezar el día con una amplia sonrisa que no siempre dura lo que yo quisiera. 
Buena metáfora que tengo que aplicarme....no se qué pintaré pero si que se lo que voy a tirar a la basura después de buscar en los cajones: todo aquello que es inutil y que guardo por guardar, por pena, por pensar que lo necesitaré, por creer que me sirve para algo...en definitiva ¡lo que no sirve para nada! y después, una vez limpio, pintura de colores ácidos y alegres.
 
 
 
  
 

 

viernes, 19 de abril de 2013

LAS MODAS



Look setentero

 He estado una semana sin salir de casa encerrada con el pintor- no quiero que malpiensen pues el hombre es honrado y fiel a su Rosita a carta cabal- en unas jornadas intensivas de cambio de fachada y limpieza de cara que tanta falta le hacía a mi humilde hogar después de veintitrés años de humo, fiestas y contaminación. Así que como supondran acabé mordiendo y con unas ganas de irme de juerga que no me cabían en el cuerpo, y aunque pensé que como siempre, las ganas se quedarían en eso...ganas, conociendo a mi santo que siempre está reventado, agotado y con dolor de cabeza, y se niega a salir más allá de la cena por quince euros y: -"la copa ya te la tomas en casa"... sin embargo este finde tuve suerte y he bailado hasta el amanecer, bueno no tanto que una ya tiene sus limitaciones impuestas por la edad, he bebido sendos gin-tónics y me he reido a gusto y por supuesto desinhibición total y absoluta, porque a mis años ya no me importa que me miren mientras bailo.
Pero a lo que iba.
 He pintado mi casa...bueno no yo el pintor, que mi última experiencia en estas lides me dejó con las cervicales como las de Rambo después de salir de la selva de Vietnam buscando a los vietcongs en las copas de los árboles y juré por los peces de colores que la próxima vez pintaba Rita.
 Lo peor no es el follón, no se crean, sino la elección de los colores. 
Todos los pintores tienen una tendencia innata hacia un color verde-agua espantoso cuando les propones pintar la habitación de verde inglés...¿por qué? pues no lo se aunque intuyo que cuando comenzaron a trabajar debieron pintar tantas habitaciones en ese y otros espantosos colores que se les ha quedado grabado en fuego en su subconsciente. Y no te digo cuando propones un rojo inglés o un amarillo huevo....rojo caperucita y amarillo palido espantoso...

 Los que nacimos en la época "yeyé" hemos quedado marcados por la moda imperante entonces. ¿Quien no recuerda aquellas horribles paredes de color verde mar con las que nuestras santas madres cubrían los dormitorios y que conseguían sumirnos en las más horribles pesadillas infantiles?


¿y que me dicen de los baños de un discreto tono rosa chicle que te obligaba a salir a la velocidad del rayo por el mal que pudiera causarte tanto tono histérico-brillante?


 Para horror de los aficionados al turismo de interior estos horribles baños son lo más "cool" del momento. Ya puedes viajar a Castilla o a Aragón que el Hotelito con Encanto guarda tras sus paredes un horrendo cuarto de baño "cuéntame" que te quita el hipo y las ganas de todo. A ver quien tiene narices de levantarse de madrugada a hacer un pis, pues si lo haces corres el riesgo de morir por el impacto del rosa chicle en tus adormecidas retinas.
 Sin embargo aquello en su momento nos gustaba..¿será el poder de la imitación lo que impuso aquella moda que tantos disgustos nos trajo y que se prolongó durante dos décadas y media? ¿Cómo era posible que fueramos felices con tanto desmadre estético que ahora nos hace enrojecer?
 El que esté libre de pecado que tire la primera piedra y obviamente no seré yo quien lo haga pues pequé y mucho, aunque nunca con el histerismo yeyé o psicodélico al que llegaron algun@s.  
 Esta última etapa de los setenta que es la que nos tocó a los cincuentañeros actuales,  no fue sino la perversa evolución de lo yeyé de los sesenta -que tampoco estaba tan mal- llevada al límite de la horterada quizás producida por tanta mierda que se metieron en el cuerpo los gurús de la época.
 
 Ya desde la infancia quieres ser guay, aceptada y no quedarte atrás en cuanto a moda - si, eso que ahora se llama "tendencia"- y estás dispuesta colgarte todo aquello que El Corte Inglés o Galerías Preciados- entonces lo más "trending topic"- traían a sus estanterías directamente imitado desde Carnaby Street e inspirado por Mary Quant.  Todo aquello nos parecía precioso,  moderno, colorido y original frente a tanto aburrimiento indumentario que vivíamos con el uniforme del colegio...se trataba de ser MODERNA con mayúsculas y no te importaba calzarte unos horribles y enormes mocasines negros, pensados para pantalón, con una minifalda como luce la chavala de la foto que se te aparecía como el colmo de la perfección y modernidad. 
 
  Aquellos pantalones acampanados que adorabamos, y no me vengan los mayores de cincuenta con que no cayeron en la tentación porque no me lo trago, las botas ceñidas a la pantorrilla que acercaban tus piernas al nivel de una morcilla de Burgos y aquellos sueters de dos tallas menos que te hacían sentir como si fueras vendado cual momia y tan  muerto como ella pues no podías apenas respirar; los Lacostes - algunos de cuales llevaban cocodrilos de pega cosidos por nuestras madres- de colores imposibles también de dos tallas inferiores a las que el buen gusto aconseja y unos zapatones tipo mocasín que quitarían el hipo a Frankenstein....así que imaginen la pinta: Pantalón de pana verde Levi's (conseguido después de mucho sufrimiento y que era el único de marca que tenías), Lacoste diminuto de color amarillo huevo heredado de alguien, jersey Shetland (era la moda) azul marino y mocasines negros...
Con diez tiernos años
¡Todo un cuadro!...no quiero ni pensarlo pero ese "look" no lo he olvidado, era el habitual del fin de semana de mis trece años (que yo ya salía en aquellos tiempos) y más feliz que una perdiz pensando que todo el mundo a mi paso comentaba lo moderna y acertada que iba.
 Esto no fue cosa de un día ni de dos. Comenzó un tiempo antes a mis diez años -lo sé porque entonces todavía no llevaba lentillas- en los que ya quería ir ideal, a la moda...así convencí a mi madre- que menudo gusto tenía también la tía- y me compró el siguiente conjunto que aparece en la foto: jersey negro con motivos militares en amarillo huevo, camisa verde militar con un cuello rarísimo y cerrado hasta el final, minifalda escocesa de tonos azules y blancos, calcetines hasta la rodilla (no recuerdo el color) y zapatones mocasines....y por supuesto el toque fantástico: ¡gafas modelo John Lennon! ¡perfecta para salir a buscar a aquel rubio guapísimo del Pilar!
El desmadre siguió durante años en los que te colocabas cualquier cosa "que se llevara", daba igual que fuera un horror estampado producto del LSD, que unos pantalones con más campana que el Miguelete...

¿Cómo podían parecerme bonitos?
Y así siguió en los ochenta; en aquellos años nos calzabamos unas hombreras que pondrían verde de envidia a un jugador de fútbol americano, pero yo era incapaz de salir de casa sin ellas, me sentía desnuda y horrenda hasta que llegó un momento en que mi padre, con gran tino, me acusó de ir haciendo el rídiculo ¡que tío! pensaba yo ¡no tiene ni idea de moda!. 


  
  Entonces Ana Torroja era el icono a imitar. ¡Que bien vestida iba siempre! ¡que aspecto más moderno y conseguido! Yo soñaba con sus vestidos minifalderos cuajados de volantes y pedrería fina.
¡Como me gustaba el vestido rosa!
Pero como todavía vivía en casa y dependía de mis antiguos y horteras progenitores no tenía otra opción que adaptarme a sus designios o salir desnuda a la calle. 
Sin embargo hoy tengo que agradecer a mi madre que no me permitiera caer en aquel pozo de mal gusto y aunque cerca estuve, conseguí superar mi adicción a la muchacha aquella. El look ochentero a vista de pájaro me causa rubor. Llegué a hacerme el pelo frito tan del gusto de la época para espanto de mi santo, que entonces ya me miraba con ojitos golosos, ¡menuda pinta de roja de Filosofía tenía!     
Perfectamente combinada al más puro estilo 80's
   
Aquella moda te imponía combinar todo, pendientes, zapatos, pañuelo...hasta el punto de hacernos parecer la Señora Roper.
 Tuve pendientes, collares y pulseras para cada conjunto y aunque pueda parecer una hortera nunca he llegado a serlo pues mi sentido del ridículo y mi educación en colegio de monjas finalmente se imponían y me salvaron de más de un desmadre indumentario.
 Así me he mostrado y he confesado mis faltas al buen gusto, ahora me gustaría ver si alguien por ahí es capaz de exponer sus vergüenzas sin ruborizarse.
 ¡Que a gusto me he quedado!