viernes, 25 de febrero de 2011

MI RÉGIMEN DE VIDA O MI VIDA A RÉGIMEN

 

Tengo un amigo, Edu, al que le encanta comer y toda la vida ha dicho con mucha sorna "Mi vida es un intervalo entre comida y comida".
A mí se me puede aplicar una frase parecida pero con significado muy distinto "Mi vida es un intervalo entre régimen y régimen".

 Desde que tengo uso de razón estoy haciendo régimen y no se crean que es porque soy una foca, ¡ni muchísimo menos! pero es que he tenido la enorme desgracia de nacer entre flacas patológicas ¿que no saben lo que es una flaca patológica? pues yo se lo explico encantada….. Estas tías (porque no se merecen otro apelativo) son aquellas que se meten entre pecho y espalda unos bocatas de sobrada para merendar que ya quisiera para sí el mismísimo Carpanta y se los zapan to-dos los dí-as a la hora de la merienda, pero no es sólo eso, es que previamente han engullido un suculento desayuno completo con mantequilla y mermelada incluidas (¡como las añoro!), un enorme bocadillo de atún con aceitunas de almuerzo sobre las once, que no vayan a pensar que pueden seguir trabajando sin combustible y a la hora de comer dos platazos y postre, seguido por un cafelito con pastas para no sufrir un vahído y luego ya llegamos al bocata de sobrasada ¡que envidia! pero, como este ha sido sobre las seis, a las nueve ya están cenando sentadas no de pie como yo, por supuesto otros tres platos y postre y a dormir tan ricamente, que estas tías encima no padecen de gases, flatulencias o males vergonzantes similares como los que sufrimos las demás mortales, vamos que si yo ceno lo que ellas no duermo en toda la noche soñando con vampiros.
Pues bueno a lo que iba, mi prima Elena con la que me he criado, es una de esas TÍAS que zampa hasta reventar y nunca pasó de una talla 40, lo mismo puedo decir del resto de mis amigas actuales y de la infancia y no quiero contarles mis cuñadas, todas unas flacas espantosas.
La cuestión es que al lado de estas tías tú pareces la mismísima Monserrat Caballé y claro eso no es de recibo.
Así que desde mis tiernos 14 o 15 añitos he suspirado por ser flaca (lo cual lógicamente es imposible dada mi constitución de natural robusta) y en estas lides aprendí a remar con mi amiga Alicia ¡¡si a remar!!; mi padre tenía una barquita en el Náutico y allí nos ven a las dos tontas saliendo por la bocana del puerto y adentrándonos en el mar remando como posesas y eso cuando no nos metíamos en los canales de la Albufera y nada de contemplar la naturaleza, nosotras a lo nuestro ¡a remar para quemar calorías!. Estos ejercicios iban seguidos de una subida de escaleras hasta el piso 15º dos o tres veces seguidas en días alternos. Nos alimentábamos de yogures de macedonia (entonces,en la edad de piedra no existía lo light)  mientras Elena se comía sus suculentos bocatas de sobrasada para deleite suyo y envidia nuestra.
Con el paso de los años y el cambio lógico de círculo de amistades he tenido la desgracia de caer siempre entre flacas patológicas que además, con los años ganan en mala leche y te hacen preguntas del tipo ¿tu siempre has sido gorda o es transitorio? oye ¿no te has planteado hacer régimen? o "lo que te pasa a ti es que no haces ejercicio" en fin que les voy a contar, ¡como si yo no supiera lo que es un régimen! a saber, he probado el de la piña, el de proteínas sí e hidratos no (este es más moderno), el de los yogures, el disociado, el de hierbas asquerosas, el tradicional de todo hervido y a la plancha, el de galletitas sustitutivas, el de las gambas ¡carísimo oigan!, en fin todos los posibles y ¿para qué? pues para ganar kilos con los años y llegar como decía mi amigo Rafa a la "redondez perfecta".
¡Esto es injusto! me digo continuamente ¿por qué los hombres nos gustan sean flacos o gordos? ¿por qué se permiten el lujo de decir ¡menuda tía foca! cuando ellos tienen las dimensiones del padre de Dumbo? ¿por qué los hombres se atreven a ponerse en bañador y nosotras nos ocultamos tras un pareo "i-de-al de la mu-er-te" todo para no mostrar el mollerio? y esto mientras mis asquerosas amigas lucen palmito en la piscina.
Otro día hablaré de las visitas a las tiendas en las que las dependientas parecen todas hijas de Audrey Hepburn, no por guapas sino por flacas, que te miran fijamente y te dicen "me temo que no tenemos su talla" sin preguntarte que es lo quieres porque a lo mejor sólo has ido a comprar una bufanda ¡sería el colmo no encontrar bufandas de mi talla! y tu te vas toda ofendida murmurando para tus adentros sin atreverte a decirle ¡So flaca que sepas que a mi churri le parezco monísima y que a los tíos lo que les gusta es la chicha y tocar donde haya carne y no huesos!
Llegará un día glorioso en que se acabará esta tortura...¿cuando? pues cuando las flacas engorden (les he echado una maldición a todas) o cuando yo me vaya a vivir a Miami donde me han dicho que hay el mayor porcentaje de gordas del mundo y entre ellas yo seré por fin un flaca patológica.
PD: estoy a régimen y me encuentro I-DE-AL- DE LA MU-ER-TE, pero llevo muy mal la abstinencia de cervecita.

viernes, 11 de febrero de 2011

NUESTRO AMIGO Y EL PIANO

Mi churri y yo tenemos un amigo al que queremos mucho y del que a veces su churri a la que también queremos mucho no vayan a pensar mal, nos cuenta unas anécdotas de lo más divertido.
Nuestro amigo hace años viajaba mucho por trabajo y siempre que llegaba al hotel, donde quiera que éste estuviese, en Londres, Hamburgo, Nueva York y fuera de la categoría que fuera, siempre preguntaba nada más llegar
-¿Por favor me puede ud. decir si tienen piano en este hotel? (esto en español lento pues no domina los idiomas ni siquiera el esperanto) y si la contestación era afirmativa, instaba al muchacho a acompañarle a la sala donde estaba ubicado el piano.
Una vez allí se quedaba solo con su churri y comenzaba el ritual, se acercaba ceremoniosamente al taburete y lo subía o bajaba a su altura que es considerable, una vez hecho se sentaba ante el piano, se retiraba las faldas de la americana y se ponía en posición, alzando las manos como un rito y tocaba dos o tres teclas, pues todo hay que decirlo, el pobre no tiene ni idea de tocar el piano, es más ni siquiera se sabe el "Para Elisa".
Aún así todos sus compañeros de viaje, que desconocían lo que ocurría una vez dentro del salón del piano, estaban convencidos de que era un virtuoso y que tocaba mejor que Mozart en su madurez, aún cuando nunca le habían oído ni una nota.
Así las cosas siguió con su ritual en Madrid, Paris, Estocolmo....hasta que un día en un importante congreso laboral y ya en el momento del gin-tonic que casualmente tomaban en el salón del piano, uno de sus compañeros que, insisto, no tenía ni idea de las carencias de nuestro amigo, le instó encarecidamente a que les deleitara con alguna pieza ante el horror de nuestro amigo y su churri que ya veían su secreto al descubierto...pero ¡hete aquí que nuestro amigo es hombre de recursos! y ante la insistencia de sus compañeros de trabajo, jefazos incluidos, dijo "Ok, un momentito voy al servicio y en breve estoy con uds, vayan pensando que desean que les interprete..."
Nuestro amigo, que es muy valiente y aguerrido pero que ante este desafío sabía que no tenía salida posible le dijo a su churri "cariño acompáñame".
Mi amiga horrorizada por el compromiso en que se veían ambos le siguió hasta el servicio y una vez allí su churri le dice -"voy a poner la mano derecha en los goznes de esta puerta y vas a pegar el portazo de tu vida..."
- "¿pero que me estás diciendo, como es posible que seas capaz...?”
- "¿no lo entiendes si descubren mi secreto corremos el riesgo de quedarnos en la calle?"
-"no tenemos más remedio y en poco tiempo se me cura"
 Tal y como está el mercado laboral y la puñetera crisis, mi amiga decidió que su churri tenía razón, no podían correr el riesgo de quedar en ridículo ante todos los jefazos y jefecitos, ¡que remedio nos queda! ¡hagamos de tripas corazón! y ante el asombro de nuestro amigo pegó un portazo que se escucho en la planta 15ª del hotel seguido lógicamente del grito de horror de nuestro valiente amigo...
En fin ya pueden imaginar cómo terminó la historia, los dedos destrozados, nuestros amigos en el hospital, y su honor y su puesto de trabajo a salvo....
 Pero lo mejor vino con la explicación del porqué de esta manía, ¿qué te lleva a hacer esto en cada hotel que visitas?
“Mi madre siempre me ha dicho que tengo dedos de pianista y me gusta hacerme la ilusión de que lo soy en realidad"

sábado, 5 de febrero de 2011

EL REVERSO TENEBROSO DE MI SUEGRA

Mi querida suegra es la mujer con más elegancia natural que conozco, se mueve como quien baila ballet, no levanta jamás la voz y nunca, lo juro, nunca, la he oído hablar mal de nadie, pero estas virtudes lógicamente deben ir acompañadas de un reverso tenebroso como el yin y el yan, reverso que necesariamente se traduce en algún fallo pues en definitiva no todo puede ser tan perfecto y efectivamente lo tiene.
La pobre no ve tres en un burro, pero no piensen que es por falta de visión (es miope operada) es simplemente porque no mira...si, no mira, fija los ojos en los objetos o las personas pero sorprendentemente no los ve o no los identifica (aunque el oftalmólogo nos haya asegurado que ve perfectamente) y no crean que padece algún tipo de enfermedad mental es que tiene la mala costumbre de mirar siempre al infinito y por eso no ve ni moco que diría el castizo.
Esta particularidad ha dado lugar a jugosas anécdotas que son la comidilla de la familia en cualquier reunión...¿te acuerdas de aquella vez que mamá se cruzó con el tío  Faustino (su hermano) en el ascensor? ¡jo, que bueno! dice mi cuñado al borde de las lágrimas, no de pena sino de risa.
Faustino acudió a casa de su otra hermana y al entrar en el ascensor le increpan "espere por favor" era su hermana Marujita desde el zaguán. El que la conoce muy bien (no en vano es todaunavidajuntos) observó inmediatamente que no le había reconocido, insisto por ese defecto que tiene Marujita de mirar sin ver, y socarrón como es, cuando aquella entra en el ascensor le espeta un simple "buenassss" que no permita reconocerle. Marujita tan digna y tan elegante mirando los botones o lo que sea que ella vea, dice "¿A que piso va? Faustino casi al borde del infarto de la risa "al cuarto ¿y ud.?" uyyy que casualidad yo voy al mismo....imagínense la sorpresa de la pobre mujer cuando el desconocido llama a la puerta de casa de su hermana....en fin el cachondeo todavía reverbera en la escalera de la finca como un poltergeist.
Conocedor de esta especial característica de su consuegra, mi padre que también era bastante socarrón, siempre jugaba a hacerse el despistado cuando se la cruzaba por la calle y jamás, jamás le vio...hoy en día mi churri, hace el mismo juego con su madre y juro que tampoco le ve.
Pero es que además de no mirar tiene la mala costumbre de deshacerse de todo aquello que está en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Me explico, Marujita es una maniática del orden todo debe estar en su sitio y nada debe sobresalir. Esta manía, porque es manía, hace desaparecer todas tus cosas hasta el punto que en ocasiones tienes que jugar a la ouija para encontrar tu bolso que dejaste encima de la mesita; pues bien, esta obsesión le ha traído algún que otro disgusto y ha estado a punto de darnos más.
Marujita, obtiene rentas de un pequeño apartamento que suele alquilar a altos ejecutivos de paso por la ciudad a los cuales mima en exceso pues en ello le van los garbanzos. Un día se encontraba con la tatadetodalavidadedios en el apartamentito limpiándolo para el superejectutivo estupendo que lo tenía de arrendado cuando un montón de papelitos, decenas de ellos, llamaron poderosamente su atención como un faro en medio de la tormenta (tiene una sensibilidad especial para ver las cosas que están fuera de su sitio, no le pasa lo mismo con sus hermanos) ¡como, unos papeles encima de la mesa de centro y ahí abandonados a su suerte! ¡esto no puede ser, que desastre! y ni corta ni perezosa rompió en mil pedazos los dichosos papelitos y se fue tan contenta a su casa con su deber de limpieza cumplido.
Por la noche recibimos una llamada desesperada "hijo no sabes lo que me ha pasado...estoy desquiciada y no se que hacer" y acto seguido le explica como rompió aquellos papelitos tan molestos del inquilino superejecutivo y como la mala fortuna quiso que aquellos papelitos fueran los justificantes de los gastos de los tres últimos meses, con viajes al extranjero, comidas, gastos de representación...etc, en definitiva la bromita subía a unos mil euros de vellón que obvio es decirlo, Marujita se vió obligada a pagar al buen hombre, pues o los pagaba ella o él y él, aunque muy bien intencionado y educado, no tuvo duda sobre quien debía apoquinar.
Que odia los papelitos lo manifestó en otra ocasión en que habiendo dejado yo encima de la mesa del televisor un cheque con mi firma para hacer unos pagos importantes, al volver de hacer un pis (hago este inciso un poco ordinario para que observen el poco tiempo que pasó entre una cosa y otra) me encontré con el cheque roto en mil pedazos en el cenicero....¡¡¡¡socorro!!! ¿que ha pasado aquí? Teniendo en cuenta que entonces todavía no había nacido ningún niño mis sospechas recayeron inmediatamente en Marujita...pero ¿que has hecho? "chica,chica (ella dice mucho eso de chica) yo he visto un papel y lo he roto porque, explícame ¿que hacía ahí ese papel? .....pero ¿no te das cuenta que podría haber sido un talón a mi favor, es decir dinerito contante y sonante ganado con el sudor de mi frente? ¿que podría haber hecho? ¿te das cuenta de hasta donde te lleva tu obsesión?   yo un poco borde, todo hay que decirlo, le hice creer durante unos minutos que era un cheque que habían librado a mi favor...pobre mujer, aunque creo que esto y lo del ejecutivo le ha servido para mirar más lo que tiene tentaciones de romper o bien preguntar al interesado antes de...
Pese a todo ella sigue con sus manías y su permanente falta de visión....y su encanto y por supuesto unas enormes ganas de vivir que le hacen recorrerse media península ibérica todos los años, parte de Europa y si cae América también a sus ochenta años y sigue guapísima.
Más adelante seguiré contándoles historias de mi suegra porque vale la pena conocer, entre otras, como se fueron ella y su amiga a Londres sin saber hablar inglés y sin ver....